Nota de La Nación. Octubre 2017
Los que salen a recorrer el mundo después de cumplir los 60
Luego de jubilarse, cada vez más personas aprovechan el tiempo libre disponible para viajar por destinos dentro del país y tan lejanos como la India, Tailandia o Rusia.
«La India me pareció un lugar mágico. Me encantaría volver. Pero recién en 2023 voy a poder regresar, porque ya tengo viajes planeados para los próximos seis años», dice Susana Colavecchia, docente retirada de Literatura. Hace cuatro años, cuando le llegó la noticia de que se tenía que jubilar, Susana creyó que realmente empezaba una etapa gris y pasiva. Pero fue todo lo contrario.
Ese mismo año, organizó un viaje a Disney junto a su hermana y a sus nietos. También fueron a la playa de Miami e hicieron un crucero. Entonces descubrió que viajar era lo suyo. Que tenía suficiente energía para recorrer el mundo. Y que podría hacerlo. A medida que viajaba más, mayores eran las ganas de seguir recorriendo. Hasta entonces, sus vacaciones habían sido siempre en Miramar. Había ido una vez a Europa y una vez a Estados Unidos, porque a su marido no le gustaba viajar. «Conocí el mundo después de los 60», resume.
Susana es parte de una tendencia que está revolucionando el turismo a nivel mundial: las personas que llegan a la edad jubilatoria con salud y recursos, y dedican cada minuto y cada peso disponible a viajar por los lugares más lejanos del planeta. «Desde entonces no paré. Me sumé a un grupo de amigos que ya estaban jubilados y fuimos a China, a Tailandia. Hicimos un crucero de 20 días por el Báltico. Fui a Alemania, a Rusia, a Suecia y a Noruega. También recorrí Estados Unidos y Canadá. Fuimos a la India y a Estambul», cuenta. Ahora está contando los días para irse a Sudáfrica.
Las estadísticas nacionales, tanto los censos de población como la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), indican que en el país viven cada vez más personas que superan los 65 años. La población que pasó la edad jubilatoria hoy representa al 15% de la total: seis millones de personas. «Los sistemas previsionales fueron pensados para cuando nos moríamos entre los 60 y 70 años. Hoy, felizmente, eso ocurre entre los 80 y 90. Es decir, que nos quedó esta brecha entre la edad del retiro y el fin de la vida. Se llega con mucha más vitalidad a esa edad. Nos quedó una enorme vida posjubilatoria, de 30 años «, explica Enrique Amadasi, doctor en Sociología y coordinador del Barómetro de las Personas Mayores del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Hace un año, Aerolíneas Argentinas lanzó un programa de descuentos para pasajeros jubilados: pasajes un 30% más baratos. «Abueladas», la campaña que se lanzó junto al Ministerio de Turismo y la Anses, invitaba a los mayores de 65 a recorrer esos destinos que siempre quisieron conocer o a los que querían volver y venían postergando. Desde entonces, 73.410 pasajeros mayores aprovecharon para recorrer el país. Buenos Aires, Bariloche y Salta fueron los destinos más elegidos.
«Cuando se llega a los 65 años y uno se ve obligado a jubilarse, reina una sensación de que a uno le faltó tiempo para hacer cosas», dice Amadasi. «Los que pueden y tienen energías, eligen salir a recorrer el mundo en viajes. Los hijos y nietos sólo los ven entre viaje y viaje. La verdad es que esto, tener el proyecto de recorrer el mundo, los mantiene motivados. Y por lo general, esas ganas de viajar comienzan a declinar cerca de los 75 años», dice Amadasi.
El 25% de los adultos mayores pertenece a la clase media alta, según los datos del Barómetro. Pero no son los únicos que viajan, ya que también existen distintos programas de turismo social que hacen que recorrer el país e incluso el mundo resulte accesible.
Cuánto sale viajar después de los 60
Existen agencias que ofrecen viajes dentro del país a tarifas especiales para personas mayores. Por ejemplo, se puede ir a Cataratas por 5000 pesos, en ómnibus, con los hoteles y media pensión. Un viaje a Bariloche por tierra puede costar unos 5500 pesos, y un recorrido por Salta y Jujuy, unos 7500 pesos. También ofrecen viajes al exterior, como Chile, por tierra y con hoteles, 7500 pesos. Y dos semanas en Cuba, con aéreos y hoteles, se paga unos 20.000 pesos.
Otras agencias que ofrecen viajes más exclusivos, con pasajes y alojamiento en hoteles de cuatro y cinco estrellas, más todas las comidas, tienen paquetes a Italia y España que salen unos 5500 euros. Un viaje a Japón, por 6000 euros. A Estados Unidos, 4200 dólares. Y un viaje a Chile sale unos 1000 dólares.
«Yo termino de pagar un viaje y empiezo con otro. Viajar es adictivo. Cuando trabajaba no tenía el tiempo. Ahora, puedo, tengo el tiempo y tengo las ganas. Siento que hago lo que me gusta. No me para nadie. Esta es una de las mejores etapas de la vida. Disfruto mucho de mis nietos y viajo. La vida a esta edad es fascinante. Es una segunda adolescencia, que es mejor que la primera porque no tenés granitos y tenés mucha más seguridad», dice Colavecchia.
Volar del nido vacío
Francisco Sotelo y Liliana tienen 67 y 64 años. Desde hace algunos años, cuando sus hijos armaron su propia familia, tuvieron que repensar toda su vida. No sólo cambiaba su agenda diaria por la jubilación como docentes de Geografía y Literatura. «Cuando llega ese momento, primero uno sufre el síndrome del nido vacío. Por suerte, tardamos poco en darnos cuenta que empezaba una gran etapa. ¡Ahora sí, nos dijimos! Y desde entonces, no paramos de disfrutar», cuenta Francisco, sin ningún dejo de melancolía.
«Ya estamos ajenos a la responsabilidad de los hijos. Ellos ya tienen su profesión y su familia. Nosotros tuvimos una vida intensa. Siempre había otras prioridades y supimos vivir cada momento. Nuestras vacaciones siempre eran en la costa. Cerca. Conocimos Brasil, Chile y Uruguay. Y lo más lejos que habíamos viajado era a México. Había otras prioridades. La familia, los hijos, el estudio, la casa. Cuando ellos se independizaron, hicimos el primer viaje y nos redescubrimos como pareja, hace seis años. Nos marcó. Desde entonces recorrimos Europa y Estados Unidos. Fuimos a Nueva York, Boston, Washington, San Francisco. Nosotros preferimos viajar en grupo porque nos sentimos más seguros, más contenidos, más organizados. Además, queda el vínculo. Porque siempre estamos conociendo gente nueva», cuenta.
Una viajera de 83 años y su hija de 58
Alejandra Borelli, que tiene 58 años, cuenta anécdotas de sus viajes, mezcladas con los trucos para que le salga más barato. «Lo mejor de esta etapa es que descubrí los trucos para recorrer el mundo viajando low cost», dice. Las fechas, la baja temporada, los reembolsos y las cancelaciones gratis. Hay estrategia para todo. Tiene una buena escuela en esto de los viajes. Su mamá se llama Pupee, tiene 83 años y también viaja con sus dos amigas que también son viudas. Este año Pupee se fue a Sudáfrica y también hizo un crucero al que se subió en Valparaíso y se bajó en San Francisco, después de un mes. El año anterior, ella y sus amigas se fueron a Nueva York, Australia y Nueva Zelanda, y ahora están planeando un paseo por Croacia. Si están acá, se suben a auto y se van a pasar el fin de semana a Pinamar.
Alejandra está rogando que a ella le salga la jubilación cuanto antes, para poder dedicarse por completo a lo que más le gusta: viajar. «Ya tengo el número de Anses y estoy cruzando los dedos para que me salga la jubilación, porque lo que quiero hacer es dedicar todo mi tiempo a viajar. A mí, cualquier avión me deja bien. No importa el destino. Con amigos, con mi marido o sola. Cuando tengo ganas de viajar anuncio que me voy y pregunto quién quiere venir. Si alguien se suma, perfecto. Si no, viajo sola. Este año me fui a Punta del Este en verano, después fui a Miami, de ahí me fui con mi marido a San Francisco y terminamos en Los Ángeles, donde vive mi hija. Mi marido se volvió y nosotras nos fuimos una semana a Hawaii. Después, me fui a Bariloche y también a Santiago del Estero. En unos días, salgo para Cafayate, a descansar y el 30 de diciembre tengo pasajes para Europa. Estaré 15 días con mi marido y después, él se vuelve y yo seguiré, porque tengo ganas de recorrer Berlín, Estocolmo y el norte de Noruega. Ya averigüé todo con aerolíneas low cost. Y reservo alojamiento en Airbnb», dice.
«Cuando entré al último colegio le dije que mi condición era que yo viajaba. Y que dos veces al año, una en marzo y otra en septiembre me tomo 15 días. Me dijeron que sí. En total, me hago unos cuatro viajecitos mínimo por año», cuenta Alejandra.
El perfil de los viajeros mayores
«Cada vez hay más adultos mayores que se animan a agarrar la valija y a salir a recorrer el mundo», cuenta Ludmila Marcote, directora de la agencia En Compañía, que organiza viajes exclusivamente para adultos mayores. Marcote traza un perfil de los distintos tipos de viajeros: está el que viajó solo toda la vida, el que sólo viajó con su familia e hijos y el que nunca salió del país y quiere aprovechar esta etapa para conocer. «En muchos de los viajeros de más de 60 se repite una característica: le da algo de miedo viajar solo, porque siente que tiene poca capacidad de resolver si se le presenta un conflicto. Esto por mucho tiempo hizo que la gente no viajara. Pero al tener la posibilidad de viajar con un grupo, con un coordinador, este tipo de viajero se siente contenido», explica.
En Compañía no nació como una agencia de viajes. Era un grupo en el que se ofrecían talleres de la memoria. Y la demanda de la propia gente que los frecuentaba los llevó a organizar el primer viaje. Ahora hacen 12 viajes grupales a lo largo del año. El tour de compras por Chile y el viaje a Italia y España son los que tienen más demanda.